Aunque sólo una de cada cinco personas que mueren ahogadas son niños, por cada muerte hay otros cinco niños que tienen que recibir atención médica de urgencia por lesiones no mortales por sumersión. Este es uno de los motivos por los que es tan importante que los propietarios de las instalaciones se aseguren de que los niños no puedan acceder solos a piscinas o lagos.
Aunque es normal pensar que un ahogamiento es mortal, no es así; no todos los ahogamientos acaban en muerte. Los ahogamientos no mortales pueden requerir cuidados a largo plazo debido a los graves daños cerebrales que puede causar la falta de oxígeno en el cuerpo. Son frecuentes los problemas de memoria, la pérdida de funciones básicas y otros problemas.
Hay una serie de factores que influyen en el riesgo de que una persona se ahogue, desde ser mal nadador hasta tener acceso no supervisado al agua. La responsabilidad de las instalaciones, en estos casos, examinaría si el propietario de una instalación tomó medidas para evitar la entrada involuntaria en una piscina o si la zona alrededor del lago o la piscina era segura. Por ejemplo, los niños de entre 1 y 4 años son los más propensos a ahogarse en las piscinas domésticas; si el propietario no pone vallas alrededor de la piscina o facilita el acceso a un niño pequeño, esa persona podría ser considerada responsable de las lesiones o la muerte de su hijo.
Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, "Ahogamiento involuntario: Conozca los hechos," consultado el 24 de junio de 2016